martes, 11 de agosto de 2009

Te amo

Así, te convertiste en mi todo
Me consumía, él era todo, no me imaginaba sin él a mi lado, pocas horas al día estábamos separados, era como morir por un tiempo. Miraba sus ojos, esos que tanto me cautivan. ¿Por qué? Le pregunté, esperando que el supiera cuánto lo amo. Sus ojos se cruzaron con los míos, solo unos segundos antes de su respuesta: que no es obvio, me contesto, mirando luego para otra dirección. Pensé que tal vez era muy obvia mi pregunta y lo besé en la mejilla. Hasta mañana, me dijo, pensé que mañana tal vez era demasiado tiempo sin verlo.

Entonces nos imaginé mañana, y así todos los días siguientes me imaginaba otro día con él. Me gustaba, se me hizo lo más normal del mundo, tanto que se fue convirtiendo poco a poco en un pedazo de mí, en mi mañana continuo.

Así miraba el anillo de mi mano, el círculo que significaba, mañana por siempre. Así todos los días me quedaba mirándolo a él, mientras sonreía cada vez más seguido pensando en que mañana también estaría conmigo, y yo miraría de nuevo sus ojos, esos que me hacían reír, los que amaba con todo mi ser.

Por siempre, repetí la mayor utopia de todos los tiempos creyéndomela, pensando que siempre iban a ser mis mañanas con él, deseando con todo mi corazón que así sea.

Te amo, por cada mañana y un poquito más cada día. ¿Hasta dónde se puede amar?, debe ser lo único infinito pensé. Abrazándome a él, ya no estaba sola, me sentía completa.