martes, 3 de febrero de 2009

La tumba sin nombre



De mi más considerado pésame.
Lamento mucho la perdida de éste hombre, que durante toda su vida fue, como podríamos decirle, un ente, una nada, un chicle en el zapato de los que se cruzaban por su camino. Puede que le encuentren algo morboso y que me este burlando de la pérdida de esta persona, pero la sinceridad es como es, y éste era como era. Como otra persona distinta, podría juzgarlo desde un punto de vista abstracto, como sólo pueden ser de los que estiman. Él iba siempre apurado, caminaba con pasos cortos y rápidos, mirando su celular de vez en cuando para chequear sus llamadas y comprobar horarios de reuniones. Vivía, como lo observaba, para su trabajo, no me podría haber imaginado el hombre sin el portafolio.

Tal vez habría sido un buen padre de familia, pero este hombre era soltero sin hijos, y para mayor soledad, también, hijo único. Su dinero fue enterrado en la misma tumba que el, bajo una inscripción de oro que rezaba “Aquí yace el capitalismo, enterrado está, su hombre”. Qué profundo era el significado, o lo que quería transmitir, tal vez por eso la lápida desapareció, era demasiada verdad, o quizás haya sido por que era de oro.

Lamento como solo puede lamentarlo alguien que sabía que este hombre era un títere, no fue su elección, solo se lo impusieron, y el debido a su escasez de inteligencia práctica acepto cavar esa tumba. Tarde, para que él se de cuenta, termino consumido en su propia ambición. Lo que podría haber quedado de él como un recuerdo en la memoria de sus seres queridos, se borra. Queda, en mi memoria, la memoria del oprimido por las acciones en vida, el que debía callar o le cortaban la lengua.

Ahora, que no hay más para pelear, la lucha ha consumido tantas gentes, como el que se encuentra enterrado en la tumba sin lápida. El hombre, que vivía pensando en el futuro y vivía para vivir mañana, murió sin darse cuenta que acumular bienes raíces y dinero no lo llevaría a ninguna parte.

No hay comentarios: