martes, 17 de marzo de 2009

Él Utópico


Utopías… al estilo victoriano de romances más ficticios que reales, rosados y pomposos. Con flores sin espinas, novelas sin imaginación. No, se equivocan con cada ideal, los ideales son por definiciones inexistentes, la perfección no se logra con el tiempo por que estás establecido así, desde la creación del mundo mismo. El mundo es un mundo imperfecto con errores y con rosas, que tienen espinas por que son reales.

Es una utopia muy común decir:”Vivieron felices para siempre”. No se vive para siempre y la felicidad es sustancial, un estado de euforia que pasa a ser de un momento a otro, un sentimiento diferente. Creo, que a lo que las personas las entristece es imaginar una felicidad próxima, y es tanto el anhelo que cuando no pueden conseguir ese fin, por decirlo de esa manera, se sienten frustrados. Cualquier tipo de felicidad es un estado temporal, no dura más que lo que tiene que durar.

Vivir en el estado de creer que la vida es una hermosa rosa, no es más que ignorar las espinas que son parte de la rosa se quiera o no. Pienso que para poder llegar a un equilibrio hay que aprender a aceptar los hechos como son y sin buscar lo que podrían haber sido, o lo que tal vez hace un tiempo eran.

Cuando pienso y me encamino a la homeostasis, se interpone la idea de la utopia y desestabiliza mi equilibrio tan precario. Entonces miro la rosa marchita que alguna vez estuvo viva y vuelvo a sonreír por que lo recuerdo, en algún momento encontré mi vida en los errores propios de la naturaleza. Me equivoqué y el romance no era pomposo, ficticio, era real y sigue siendo con sus errores y defectos, sin más utopías.

“Quiero vivir el tiempo que sea, ni un minuto más y sin obligarte a vivirlo conmigo”, lo que dure, hasta que se marchite, por que así tenía que ser. Por ahora me alegro el haberte conocido por que ese tiempo fue… Ameno.

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